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DETERGENTES: OLORES DE TU INFANCIA.
COLÓN, DIXAN, SKIP, ELENA, OMO, ESE, ARIEL, PERSIL, DASH, AJAX, BILORE, LUZIL, PERLAN, WIPP EXPRESS, MICOLOR, PERSAN PUNTOMATIC, LAGARTO, KALIA., FLOTA.¿ME OLVIDO ALGUNO?.
Pocos olores tienen tanto poder evocador como los detergentes. Si vamos por la calle y nos viene el aroma de ropa recién lavada, enseguida viajamos a nuestra infancia. ¿No tenéis la sensación de que los detergentes de ahora no huelen tanto?. ¿O es qué hace años no existían las lavadoras con super centrifugado ni las secadoras y la ropa se colgaba de los tendales comunitarios desprendiendo sus olores?.
Puede ser también que de pequeños pasábamos más horas en casa, que jugábamos con cualquier cosa incluyendo los tambores de detergente, que algunos de ellos guardaban regalos en su interior y teníamos que hundir nuestras manos en ellos para conseguirlos. O también porque la publicidad inundaba la televisión y la teníamos presente a todas horas. Sea como sea, vale la pena recordarlos y homenajearlos, fueran en forma de polvo, en pastillas o en líquido.
Realmente lo que nos interesaba eran los tambores vacios porque se podían utilizar para cualquier juego y el aroma que desprendían era agradable aunque si te ponías el tambor de sombrero no lo era tanto. ¿Y la utilidad de estos tambores?. Servían para guardar juguetes o lo que se nos ocurriese y sin necesidad de ordenar su interior.
Y llegamos al momento de los regalos. Hubo varias marcas que muy inteligentemente introducían regalos en su interior, sobre todo figuras de plástico, gomas de borrar, kalkitos (aquellas pegatinas o calcamonías), juegos de mesa como el 3 en raya, etc. O las tapas del tambor convertidos en mapas físicos de España y de los continentes en color ¡y en relieve!, o los tenedores, cucharas y cuchillos de Persil que consiguieron unificar los cubiertos de las casas de toda España en los años 70. Y para las madres los inevitables vales descuento en los que el fabricante rogaba a las tiendas y supermercados que aceptaran estos para su canje.
Durante muchos años la inversión en publicidad por parte de los fabricantes de detergentes fue millonaria, ya todos los españoles teníamos lavadoras en casa, y marcaron época. A veces se hacía una publicidad conjunta en la que marcas de lavadoras recomendaban una marca concreta de detergente y viceversa. Típicos fueron los anuncios televisivos en los a la vecina de arriba se le caía una prenda de ropa, por supuesto blanquísima y limpísima lo que le hacia replantearse toda su vida a la vecina de abajo hasta que lograba saber la marca de detergente tan milagrosa o la de un presentador del anuncio que intentaba convencer al ama de casa de que su detergente era el mejor y que le cambiaba el de la señora (era el patrocinador en el anuncio) por otros 2 o por otras promesas mejores pero esta madre de familia setentera y ochentera muy en sus trece no sucumbía ante tan importante tentación. O también se daba el caso contrario, se le hacía ver a la señora que su detergente actual no era el mejor.
No os perdáis a continuación la parodia de Martes y 13 sobre el detergente "Gabriel" muy parecido a uno de los detergentes más conocidos de la época.
Otra versión de la publicidad televisiva era la del presentador en la que este ya había convencido a la madre de familia de que utilizase su detergente. Entonces el ama de casa nos enseñaba como sus hijos y su marido ser rebozaban sobre la hierba del campo y llegaban manchadísimos (que manía de utilizar ropas blancas para mancharse). Por supuesto, la ropa salía de la lavadora más blanca incluso que recién comprada. Blanco nuclear le llamaban.
Pero quien marcó un hito en la publicidad de detergentes fue Manuel Luque, el director general de Camp, fabricante de Colón, Coral y Kalia. El spot se filmaba en su despacho y durante el medio minuto de duración hablaba del producto, de la continua investigación y desarrollo de su productos además del compromiso de la empresa con el consumidor, terminando con el archifamoso "Busque, compare y si encuentra algo mejor, cómprelo". En otros spots filmados por Manuel Luque, salía enseñando en la planta el proceso de fabricación de sus productos e incluso en otros con los trabajadores de la fábrica detrás de él. Esta publicidad que fue novedosa y rompedora consiguió sacar a la empresa Camp de la posible quiebra (tenía unos niveles de deuda excesivos) recuperando la confianza de los consumidores.
Y la publicidad fue evolucionando. Surgieron otras marcas que explicaban su producto como algo diferente, por ejemplo Wipp Express donde las madres de familia estaban "hartas de tanto frotar".
O Micolor con el ingenioso anuncio de los 2 payasos que se introducían en sendas lavadoras.
Y para finalizar, los impagables y recordados eslóganes:
Perlán: ¿Es nuevo?. No, lavado con Perlán. ¡Con suavizante!.
Ariel y el ahorro: "cacito a cacito".
Dash con la Tia Felisa: "Dash limpia más a cualquier temperatura".
Super Ese: "Lava blanco blanquísimo, limpio limpísimo".